martes, 5 de abril de 2011
Europa quiere prohibir el castigo fisico en la infancia



El portal Save the children ha publicado en su web una carta de Thomas Hammarberg, Comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa en la que habla del compromiso por erradicar el maltrato infantil.

La mayoría de los miembros del Consejo de Europa se han comprometido a poner fin a todo tipo de castigo físico contra la infancia. El ejemplo, instaurado por primera vez por Suecia en 1979, demuestra que la prohibición del castigo realizado por los padres y madres tenía todo el sentido. Importante fue que su postura fuese confirmada por la Convención de los Derechos del Niño de la ONU. Este tratado estipulaba que los gobiernos deberían tomar los pasos legislativos y las medidas necesarias para proteger a la infancia frente a todo tipo de violencia física o psíquica mientras los niños o niñas estén bajo el cuidado de sus padres, tutores legales o cualquier otra persona encargada de su cuidado.

La Convención de la ONU tiene una perspectiva profundamente familiar y subraya la importancia absoluta de contar con un buen ambiente en la familia así como la necesidad, en algunos casos, de dar apoyo a los padres y madres que pasen por una situación de crisis. La violencia contra la infancia es un reflejo de que existe un colapso en la familia y actúa como reclamo para la protección de la vida, el bienestar y la dignidad del niño y de la niña. Esta es la razón principal por la que la prevención de la violencia familiar contra la infancia se reconoce en la actualidad como una de las preocupaciones principales en la defensa de los derechos humanos.

El objetivo de la prohibición del castigo físico contra la infancia es precisamente la prevención. La idea es animar a un cambio en las actitudes y las prácticas y promocionar métodos no violentos en la crianza de los hijos e hija. Y un mensaje inequívoco sobre los que es inaceptable resulta muy importante. Los adultos responsables de los niños y las niñas están muchas veces confundidos sobre como actuar frente a situaciones difíciles. La línea debería establecerse simplemente entre los que es violencia física y psicológica por un lado y los que no es violencia por el otro.

El problema es serio y profundo. Como parte de su vida diaria, los niños y niñas de toda Europa y del mundo entero continúan recibiendo azotes, bofetones, golpes, tortazos, cachetes, coscorrones, etc bajo la invocación de la disciplina, principalmente por adultos de los que dependen. Como el doctor, escritor y educador de origen polaco Janusz Korczak dijo una vez: “existen muchas cosas terribles en el mundo, pero la peor de todas es cuando un niño o una niña tiene miedo de su padre, su madre o su profesor o profesora”.

Esta violencia puede ser un acto deliberado de castigo o sólo una reacción impulsiva de un padre, madre o profesor irritado. Ambos casos representan una violación de los derechos humanos. Los derechos a la dignidad y a la integridad física representan principios universales. A pesar de ello, la aceptación social y muchas veces legal de que los adultos golpeen a los niños y niñas o apliquen cualquier otro tipo de tratamiento humillante, sigue siendo algo preocupantemente muy común. La invención de conceptos como “castigo razonable” y “corrección licita” emerge de la percepción de que los niños y niñas son propiedad de sus padres. Estos “derechos” se basan en el poder del más fuerte sobre el más débil y se mantienen a través de medios violentos y humillantes.

La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa instaba en 2004 a una prohibición europea del castigo físico. Establecía que “cualquier castigo físico sobre la infancia representaba una violación de su derecho fundamental a la dignidad y la integridad física. El hecho de que este tipo de castigo sea todavía legal en ciertos estados miembros viola su derecho fundamental a gozar de la misma protección legal que los adultos. Pegar a un ser humano está prohibido en la sociedad europea y un niño o niña es también un ser humano. La aceptación social y legal del castigo físico hacia los niños y niñas debe acabarse”.

Por supuesto, eliminar el castigo físico requiere algo más que una reforma legal. Se necesita una educación pública sostenida y una concienciación sobre la ley y el derecho de la infancia a la protección, además de una promoción de las relaciones positivas y no violentas entre los padres, las madres y los hijos e hijas. El programa del Consejo de Europa “Construyendo una Europa por y con los niños y las niñas” está promocionando la abolición del castigo físico a través de la reforma legal, el impulso de la parentalidad positiva y la concienciación para tratar de cambiar actitudes y comportamientos.



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Enrique Campoamor a las 12:44 p. m. | Permalink |


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