lunes, 14 de mayo de 2012
Se publica un cómic español sobre un proceso de adopción
Cristina Durán y Miguel A. Giner Bou entraron por la puerta grande en el mundo del cómic, en 2009, con Una posibilidad entre mil (Sins Entido), en la que contaban su experiencia al ser padres de una niña, Laia, que a los dos días de nacer estuvo a punto de morir pero finalmente consiguió sobrevivir y ha logrado superan muchas limitaciones físicas. Una obra que fue finalista al Premio Nacional del Cómic y ya va por la 3ª edición.
Y ahora, tres años después, continúan su historia autobiográfica con La máquina de Efrén (Sin Entido) en la que cuentan la adaptación de Laia a la vida normal y el complicado proceso de adopción de su segunda hija, Selamawit (Selam).
"Es la historia de un proceso de adopción -aseguran-. Desde el momento en el que tomamos la decisión hasta la llegada a casa de nuestra nueva hija. La máquina de Efrén es el hilo conductor de nuestra aventura en el país de origen de nuestra hija. Es una pieza clave... pero preferimos no dar mas detalles para que el lector lo descubra cuando lo lea".
"El proceso de adopción es muy complicado -aseguran-. La cantidad de trámites que hay que hacer llega a ser muy pesado y requiere tiempo y energía. Pero sin duda, lo más complicado es gestionar emocionalmente la espera y la incertidumbre. Es complicado seguir con tu vida cotidiana sin obsesionarte por el tema".
"A nuestro modo de ver, los trámites son necesarios. Para asegurar que el proceso sea limpio, son necesarios muchos controles. El control que ejercen tanto el gobierno español como los gobiernos de los países de donde proceden los niños ralentiza el proceso, pero no hay más remedio que hacerlo así".
"En otros países donde las ECAIS (entidades de colaboración para la adopción internacional) no están tan controladas ha habido problemas -comentan-. Por ejemplo casos de procedencia irregular de los menores, sobornos para acelerar el proceso… todo esto causa desconfianza y perjudica a los que lo están haciendo bien. España es uno de los países que mejor tiene controlado este tema, por eso es tan largo el proceso. Pero es que no puede ser de otra forma si queremos absoluta transparencia".
Un proceso de adopción que ha tenido momentos duros pero también emocionantes.
"El momento mas difícil fue cuando a mitad del proceso, la ECAI nos comunicó que no podía aceptar mas expedientes durante un tiempo -afirman-. No sabíamos cuanto iba a durar el parón. Al final nuestros papeles se quedaron estancados encima de una mesa durante seis meses, aunque es cierto que no llegamos a perder la esperanza del todo. Después de todo lo pasado con Laia, nuestra primera hija, aprendimos que mirar a las cosas por el lado positivo hace más llevadera cualquier situación".
"Pero también ha habido dos momentos irrepetibles. El primero el momento de la asignación, cuando nos mostraron la foto de la niña por primera vez. Es una sensación increíble, cómo puedes llegar a conectar con alguien con una simple foto. Y el segundo, el momento del encuentro, cuando la conocimos. La experiencia es tan intensa y tan bonita que te dan ganas de decirle a todo el mundo que adopte. Somos conscientes de que hemos sido privilegiados al haber podido experimentar ambas maternidades, la biológica y la de adopción. No sabemos decir cual es mejor. Ambas son dignas de ser vividas si se tiene la oportunidad".
"Desde un inicio pensábamos que era una historia interesante para contar -afirman-. Y después de publicar nuestro primer libro, Una posibilidad entre mil, mucha gente nos comentó que quería saber cómo continuaba la historia. Así que nos decidimos a contarla. Y si además sirve a otras parejas o personas que quieran adoptar, sería genial. Cuando comienzas el proceso siempre hay miles de preguntas e incógnitas y buscas a gente que ya ha adoptado para que te aclare las dudas. No te cansas de preguntar y aunque te respondan, siempre quieres saber más".
"Resulta duro dejar allí a los otros niños"
"Recogimos a la niña en la casa de Transición, que es una casa de la ECAI a donde llegan los niños desde el orfanato -comentan Cristina y Miguel-. El sitio está muy bien acondicionado y con mucho personal que atiende a los niños. Esta casa es la que mantenemos los padres con los que pagamos a la ECAI. Allí los niños tienen educación, comida y asistencia médica y los que están en ella ya tienen, o van a tener, familia asignada".
"Aun así resulta muy duro ver todos los niños que se quedan allí, que te miran con esos ojazos negros y no dejan de sonreírte. Te los llevarías a todos.Verlos allí te hace pensar mucho... A menudo los padres adoptantes nos centramos en nosotros mismos, en lo larga que se nos hace la espera, pero al ver a estos niños no puedes evitar pensar que la espera realmente dura es la suya. Al fin y al cabo nosotros mientras esperamos, tenemos a la familia alrededor, los amigos, el trabajo... Una realidad estable que nos rodea. Sin embargo ellos, están solos, no saben si saldrán algún día de allí, no saben si tendrán una oportunidad, no saben si algún día podrán decidir sobre su futuro. Es injusto que el futuro de un niño dependa del lugar y el momento en el que nace".
"Seguimos en contacto con Efrén, el guía. Nos escribimos a menudo y le vamos enviando fotos y noticias de Selam".
Además quisieron dejar a los niños un recuerdo, un mural. "En una de las reuniones informativas de la ECAI, dijeron que querían decorar la casa de acogida de los niños, que querían que fuera un sitio alegre. Nos pidieron pósters, pero nosotros pensamos que, ya que somos ilustradores, era mejor pintar un mural. Era nuestra forma de colaborar, de aportar nuestro granito de arena para mejorar las condiciones de la casa. Cada uno aporta lo que sabe o tiene, así que para nosotros significaba mucho dibujar allí. Que tu profesión sea útil es una gran satisfacción. Ver las caras de los niños entusiasmados mientras pintábamos no tiene precio. Fue para todos un día especial".
La niña se ha adaptado muy bien
"El cómic lo acabamos hace dos meses. Selam llegó hace ahora año y medio. Selam se adaptó rapidísimo a todos los niveles, ahora ya es como si estuviera con nosotros toda la vida -comentan Cristina y Miguel-. A Laia, sin embargo (y como era de esperar) le ha costado mucho. Ha sido la reina destronada y ha sido muy duro para ella asumir tantos cambios. Para cualquier niño, la llegada de un hermano es difícil, pero para los niños con necesidades especiales lo es todavía más. Cualquier alteración en su rutina supone un descalabro y no es fácil enseñarles a gestionar sus emociones y asumir los cambios".
"Desde hace un mes aproximadamente, parece que ya ha aceptado la situación, vuelve a estar relajada y alegre como antes y adora a su hermana. Ha sido un proceso largo, pero le ha ayudado a madurar. Además su hermana es para ella una fuente de estimulación constante. Desde el primer momento se comunican a la perfección mediante gestos, se entienden muy bien y Selam tiene una paciencia infinita. Incluso ha aprendido el lenguaje de los gestos".
La pareja asegura que no dudaría en adoptar otro niño: "Si pudiéramos, no lo dudaríamos ni un segundo. Pero dos motivos nos lo impiden. Uno es la situación económica actual. En estos momentos no podemos asumir ni el coste del proceso, ni mantener un tercer hijo. Y el segundo y principal es que Laia es (y será toda la vida) dependiente. Este hecho supone en ocasiones un desgaste físico y emocional, así que tenemos que reservar la energía que nos queda para darle a nuestras hijas todo lo que necesitan".
"Estamos acostumbrados a trabajar en pareja"
Además de ser pareja, Cristina y Miguel Ángel trabajan a cuatro manos en su estudio, algo que les resulta fácil. "Para nosotros sí lo es, estamos muy acostumbrados. Fuimos amigos y compañeros de trabajo durante ocho años antes de ser pareja. Y esto creemos que ha facilitado las cosas, estábamos ya habituados a una dinámica de trabajo".
"Con el tiempo hemos aprendido a repartirnos las tareas, según lo que cada uno hace mejor. También discutimos, claro, pero la clave es hablarlo todo mucho. La comunicación constante es fundamental. Y sí, nos llevamos el trabajo a casa, muy a menudo. Pero nos encanta nuestro trabajo, así que es algo que hacemos de forma natural y no interfiere en la relación de pareja. Las discusiones de trabajo son una cosa y las de pareja otras, no interfieren entre sí".
"Principalmente Miguel Ángel escribe y yo dibujo -asegura cristina-, pero al final se mezcla todo. Yo también intervengo bastante en el guión y Miguel Ángel, además de planificar qué hay que dibujar en cada viñeta, me ha echado una mano con los fondos y con el color final. Ha sido un trabajo conjunto al cien por cien".
El libro está dividido en dos partes, que transcurren en Valencia y Etiopía, donde adoptaron a la niña y que están claramente diferenciadas por el color: "En el primer libro decidimos usar ese tono "verde hospital" porque estaba muy relacionado con la historia de Laia. El verde de las batas de los médicos era el color que nos rodeaba aquellos años"-comentan-.
"Pero en el segundo libro, al evocar las imágenes de África, no conseguíamos verlas con el verde. África es cálida, es de colores ocres, color tierra. Es por eso por lo que decidimos cambiarlo. Siempre decimos que es un reflejo de cómo nos sentimos ahora. Nuestra vida, literalmente, ha cambiado de color. El verde hospital se ha alejado para dejar paso a la calidez africana.
"Uf, hay muchos autores que nos gustan -confiesan-. A riesgo de dejarnos unos cuantos en el tintero, decirte que nos gustan mucho Frederik Peteers, David B., Manu Larcenet, Jason, Cris Ware, Guy Delisle… etc y de los españoles, Max, Javier Olivares, Miguel Gallardo, Paco Roca, Ana Juan, David Rubin, Sonia Pulido, Bartolomé Seguí… etc"
Con algunos de ellos ya se codean gracias al éxito de su primera novela gráfica, Una posibilidad entre mil. "Ha sido fantástico. Es una gran satisfacción que tu trabajo sea reconocido. Pero lo más emocionante ha sido la respuesta de la gente. Nos han llegado cientos de mensajes de lectores que nos comentan que nuestro libro les ha ayudado o les ha conmovido, y eso nos ha ido llenando de energía positiva para seguir adelante, tanto en el aspecto profesional como en el personal. Como dice un arquitecto chileno Alejandro Aravena “lo importante no es llegar más lejos, sino llegar bien acompañado”.
"Respecto a La máquina de Efrén, nos gustaría que sirviera para mostrar lo que supone un proceso de adopción desde dentro-comentan Cristina y Miguel-, tanto para las personas que inician el proceso, como para las que no tienen relación con el tema. Hemos notado que el tema de la adopción despierta mucha curiosidad. También nos parece importante que Selam tenga un libro en el que se narra el inicio de su historia con nosotros. Esperamos que en un futuro, cuando sea más mayor le guste tenerlo y leerlo".
"Saber transmitir lo que uno ha vivido"
Cristina y Miguel acaban de participar en una mesa sobre cómic autobiográfico en Madrid junto a algunos de esos autores que admiran. "La charla fue muy especial y compartir mesa con Miguel Gallardo, Paco Roca y Pepo Pérez fue un auténtico lujo. Se tocaron muchos aspectos, se habló de la importancia de saber transmitir lo que uno ha vivido y que lo importante es contar buenas historias. Paco Roca citó a Paul Auster cuando decía que curiosamente “las cosas les pasan a aquellos que saben contarlo”.
"Gallardo comentaba que no todas las vidas son interesantes. También se habló de que para el lector es siempre interesante saber que los hechos narrados son reales, ayuda a fomentar la empatía, a crear un vínculo autor/lector. Y sí, sí que puede llegar a darse una saturación, pero bueno, como en todos los géneros. Al final sobrevivirán los que estén mejor contados y sean más interesantes. Por otra parte, este género de cómic está llegando a un tipo de público que no era habitual lector de historietas, está abriendo el abanico. Que Arrugas lleve más de 40.000 ejemplares vendidos y una película con Goya incluido, es un hecho histórico. Como decía Juanjo Sáez: el cómic sale del gueto".
"Pero esto no funcionaría así de bien si esas historias no estuvieran bien contadas y llegaran a emocionar como lo hacen -comentan Miguel y Cristina-. A nuestro modo de ver, con el cómic puedes contar y emocionar de la misma manera que con otras disciplinas narrativas como el cine o la novela".
A pesar del éxito, confiesan que, de momento, no van a seguir con su autobiografía en cómic. "No tenemos previsto continuar la historia. Desde un principio pensamos en hacer sólo dos libros autobiográficos. Nos apetece hacer ahora una obra de ficción. Tenemos varios guiones comenzados y estamos viendo a ver cuál haremos primero. Tenemos muchas ganas de empezar un nuevo proyecto. Tenemos también unos proyectos de cuentos infantiles ilustrados que sacaremos con una editorial de aquí. Por otro lado, Miguel Ángel está haciendo como dibujante un proyecto con Stygryt (Las aventuras de Astucia Laperla y Cheryl Bye Bye) y que ya tienen vendidos los derechos a una editorial belga. Y con Carlos Ortín el guión de una adaptación de Las gafas del Sr. Cagliostro de Harry Stephen Keeler".
Ambos se han asegurado ya un lugar entre los grandes autores de cómic español con historias tan sinceras como emocionantes, como La máquina de Efrén.
Jesús Jiménez
Etiquetas: noticas de actualidad