martes, 24 de marzo de 2009
En Filipinas mandan ellas


En el centro de la imagen, la ejecutiva filipina Sherisa P.Nuesa


Una mujer como jefa de Gobierno, otras a la cabeza de las principales empresas del país y una tasa de desempleo masculino superior al femenino atestiguan que Filipinas, un país en vías de desarrollo situado al final de la mayoría de índices sobre poder político o económico mundial, es líder en un tema capital: la igualdad de género.

Sherisa P. Nuesa se mueve por los pasillos de la moderna central de Ayala, el mayor conglomerado de Filipinas, para repartir órdenes a sus colaboradores con una mezcla de cercanía y firmeza. Educada entre Filipinas y Harvard, casada desde los 22 años, católica ferviente y madre de dos hijos, es directora financiera de la división de microelectrónica, tras haber triunfado en su anterior puesto al frente de Manila Water, la compañía concesionaria del sistema de aguas de la capital.

Nuesa, que a sus más de 50 años no se anda por las ramas y admite que tiene un estilo "femenino" de dirigir, asegura: "Nunca en mi carrera me he sentido discriminada por razón de sexo". Su ejemplo es uno más en este país que se codea con Noruega, Finlandia o Suecia, conocidas por sus altos niveles de bienestar social, en el último informe del Foro Económico Mundial sobre igualdad de género, donde ocupa el sexto lugar, tras batir a Estados Unidos, Alemania o España.

Gloria Macapagal Arroyo, presidenta de Filipinas durante los últimos ocho años; y Cory Aquino, primera mujer en alcanzar esta posición en Asia, han contribuido a lograr la buena clasificación otorgada por el organismo ultilateral. Ellas forman parte del grupo de mujeres que han escrito la historia de este país, junto con Gabriela Silang, heroína de la independencia; o Arlene de la Cruz, que se graduó número un de su promoción en la Academia Militar de Filipinas, en 1999.

"Las mujeres siempre han aportado una parte del sustento del hogar en la sociedad filipina, donde la familia desempeña un papel muy importante. Actualmente, por ejemplo, ellas emigran al extranjero en la misma proporción que ellos. El trabajo fuera de casa ha contribuido a reducir las diferencias", explica Nuesa.

Asistentas
La ejecutiva cita otras razones más prosaicas que le han permitido desarrollarse profesionalmente, como la facilidad para contratar a una asistenta por poco dinero. "Tengo tres chicas que llevan más de diez años en casa y en las que confío plenamente. Gracias a ellas, me he podido despreocupar del cuidado de mis hijos o de las labores del hogar. Mi hermana vive en Estados Unidos y lo tiene más complicado", cuenta.

Las dinastías que dominan la oligarquía empresarial también han impulsado las altas cotas de poder alcanzadas por las filipinas al promocionar a sus vástagos independientemente de su sexo. Es el caso de Teresita Sy, designada sucesora del imperio minorista SM. Sin embargo, hay quien no ve un panorama tan halagüeño para el sexo "débil" en el archipiélago: "El criterio usado para elaborar el índice del Foro Económico Mundial se puede aplicar a mujeres como la presidenta del país o yo misma. Aunque las filipinas pueden aspirar a participar en la vida pública, en las zonas rurales se esconde otra realidad", explica Grace Agcaoili, especialista en género de Unicef.

Abusos
Un informe del Banco Mundial denunciaba que "las mujeres filipinas no deciden libremente sobre su fertilidad (no existe la educación sexual y encontrar anticonceptivos fuera de la capital es complicado), lo que se traduce en riesgos sanitarios durante el embarazo y en una reducción de sus oportunidades para participar en el mercado de trabajo". "La violencia contra las mujeres está en todas partes. Ésta incluye abusos sexuales en las escuelas y el trabajo, prostitución forzada, violencia doméstica y violaciones por parte de los maridos", dice el mismo documento, publicado por la institución en 2004.

En todo caso, hay una cosa segura: las distancias entre hombres y mujeres son más cortas en las altas esferas de Filipinas, uno de los primeros países de Asia en aprobar el sufragio femenino, en 1937. Francisco Licuanan, antiguo jefe de Nuesa como presidente de Ayala Land, ilustra este argumento con un chiste: "En Filipinas, las mujeres no piden igualdad de trato a sus jefes. Porque eso no significaría un ascenso, sino una degradación".


María Gómez Silva
Expansion.com




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Enrique Campoamor a las 10:06 a. m. | Permalink |


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