miércoles, 28 de abril de 2010
Documentos "exprés" en el mercado de falsificaciones de Manila



¿Desea obtener en menos de una hora y por un precio módico cualquier tipo de documento oficial sin hacer cola, pagar un sinfín de tasas e impuestos y eludir el interminable papeleo de la burocracia filipina?.

Pues no tiene más que acudir al bazar de imitaciones de Recto Avenue en el corazón de Manila, donde los falsificadores ofrecen sus servicios "exprés" a plena luz del día y en la misma calle, sin temor aparente a las redadas de la Policía.

Su especialidad son carnés de conducir, cartillas de pensiones, diplomas universitarios, escrituras, extractos bancarios, títulos de propiedad y partidas de nacimiento o defunción, pero estos expertos imitadores son capaces de copiar casi cualquier tipo de certificado a petición del cliente.

Algunos puestos ofertan incluso permisos de conducir y tarjetas de residencia de Estados Unidos o Arabia Saudí, donde viven muchos emigrantes filipinos, visados en pasaportes y hasta acreditaciones de periodista para evitar las restricciones diarias por número de matrícula al tráfico rodado en la ciudad.

Solo hace falta una fotografía y rellenar los datos personales en el mismo papel en el que se escanea la firma para trasladarla luego al documento final.

El precio medio es 500 pesos (diez dólares o algo más de siete euros), aunque las tarifas aumentan en función de la dificultad de copia o el tamaño del certificado.

La calidad de las imitaciones es tan alta que resulta muy difícil distinguirlas del documento real, pues en realidad ambos han salido de las mismas máquinas de imprenta, que los falsificadores compran a los mismos proveedores que la administración, explica a Efe Michael, quien lleva seis años al mando de su tenderete y heredó el negocio de su padre.

Cada vez que una agencia pública cambia el formato o introduce un mecanismo de seguridad adicional para evitar las copias ilegales, se reponen las imprentas y "problema resuelto".

El alcalde de Manila, Alfredo Lim, anunció a bombo y platillo cuando fue elegido en 2007 que acabaría de un plumazo con la llamada "Avenida de los Diplomas", pero casi tres años después, los puestos siguen adelante con su actividad.

De vez en cuando algún policía viene a molestarles, pero siempre consiguen que les deje en paz con un obsequio de la "mercancía", asegura con un guiño socarrón Michael frente un cartel publicitario del regidor municipal.

Según este falsificador, la mayoría de sus clientes no tienen dinero suficiente para expedir un documento por la vía legal o necesitan demostrar cualificaciones escolares o profesionales de las que carecen para conseguir un determinado empleo.

Otros utilizan sus copias para cometer todo tipo de fraudes manipulando a su favor albaranes, facturas y hasta tasas de matriculación académica, el certificado más demandado por los estudiantes con pocos recursos económicos.

La proliferación de estas imitaciones es tal que la mayoría de empresas que contratan a filipinos para trabajar en el extranjero no se fían de los diplomas emitidos y los contratan por su cuenta con el propio centro para excluir a los "titulados por la Universidad de Recto".

Sin embargo, algunas personas que visitan el bazar simplemente se han hartado de rellenar un formulario detrás de otro, esperar horas y horas y visitar enésimas ventanillas para lograr cualquier tipo de documento oficial en Filipinas, cuya burocracia es famosa por su extrema lentitud.

John Lacson es un manileño de 31 años que perdió su cartera hace tres meses y desde entonces lleva intentando obtener un duplicado de su permiso de conducir.

Después de pasar varias mañana haciendo cola en las oficinas de la autoridad de tráfico, donde un funcionario siempre le pedía un documento adicional o un soborno para acelerar el proceso, optó por acudir a los profesionales de las copias ilegales.

"Un amigo me habló de este sitio en Recto, doy una foto y dos horas después, tengo mi duplicado sin más trámites", indica luciendo orgulloso su nuevo carné recién salido de la imprenta.

Carlos Santamaría
ADN.es



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Enrique Campoamor a las 10:05 a. m. | Permalink |


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