lunes, 7 de abril de 2008
Filipinas, el único país católico de Asia, todavía ignora los preservativos
Más de tres millones de mujeres se quedan embarazadas cada año en Filipinas, pero el único país católico de Asia todavía se resiste a promocionar los contraceptivos pese a que la mitad de los embarazos son indeseados y un tercio termina en aborto o muerte.
Cuando se celebra el Día Internacional de la Mujer, los habitantes de las zonas más pobres del país crían una prole numerosa sin acceso a información y servicios básicos de planificación familiar.'
Esto lleva a que Filipinas presente una de las tasas de fertilidad más altas de la región, de 3,5 bebés por familia, únicamente superada por Birmania y Camboya.
Pero a este indicador le acompaña el dato aterrador de que casi 5.000 embarazadas pierden la vida cada año por complicaciones en el parto, a las que hay que sumar el indeterminado número de fallecidas por los 400.000 abortos ilegales en clínicas clandestinas, un auténtico negocio en las áreas remotas del archipiélago.
Filipinas no está en condiciones de asumir su actual crecimiento demográfico y no podrá compensarlo el éxodo de emigrantes, en estos momentos unos diez millones de trabajadores expatriados, afirma la representación del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNPF, siglas en inglés).
Sin embargo, la tasa de natalidad del pequeño porcentaje de la población acomodada se reduce hasta cerca de dos niños por mujer, una cifra aproximada a la de Occidente, según los últimos datos.
La disparidad entre ricos y pobres provoca situaciones tan paradójicas como que el precio de una caja de preservativos, ya de por sí prohibitivo para la mayoría, sea más caro en las provincias que en la capital, fruto de la falta de demanda por no tratarse de un artículo subvencionado por el Gobierno.
A ello contribuyen tanto la férrea oposición de la influyente Iglesia católica como la inacción del Ejecutivo liderado por la presidenta, Gloria Macapagal Arroyo, quien se opone a legalizar el aborto por cualquier motivo, según los grupos defensores de los derechos de la mujer.
El Gobierno promociona los métodos de planificación familiar naturales: mantener relaciones sexuales durante el período de infertilidad mensual de la mujer, y los métodos sinto-térmico y de ovulación de Billings.
La jerarquía eclesiástica de Filipinas, donde el 88 por ciento de sus más de 90 millones de habitantes son católicos, sólo acepta el sistema Billings, que consiste en analizar la secreción vaginal que aparece en los días fértiles.
En cuanto al influyente obispado, los sacerdotes habitualmente recorren casa por casa los municipios de sus parroquias para alertar sobre el peligro de sexo precoz y promiscuidad que atribuyen al uso del condón.
Menos del diez por ciento de los menores filipinos reciben algún tipo de educación sobre salud sexual en el colegio, pese a que hace unas semanas Quezon City, el municipio más poblado de Manila, sacó adelante una ley que obligará a promover el uso de condones en sus centros educativos.
La falta de información y acceso a los servicios provocará así que Filipinas fracase en su intento de reducir en un 75 por ciento su tasa de mortalidad maternal antes de 2015, uno de los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas.
De implementar sistemas básicos de planificación familiar, este índice podría reducirse en un 30 por ciento en una generación, según los especialistas.
Ignorar los anticonceptivos 'es como ir en moto sin casco', señaló a Efe la delegada del UNFP en el país, Suneeta Mukherjee, quien subrayó que el uso de preservativos no trae consigo un incremento automático en el número de relaciones sexuales, sino una gestión 'sostenible' de las consecuencias de un acto 'natural'.
Mukherjee recordó que las mujeres filipinas sufren además el problema añadido de una cultura machista, en la que no está mal visto que el hombre tenga amantes y en la que pocas esposas se atreven a denunciar casos de violencia doméstica.
'Una mujer debe decidir cuándo, con quién y cuántos hijos quiere tener, y ninguna tiene por qué morir por traer al mundo una vida', aseveró.
Cuando se celebra el Día Internacional de la Mujer, los habitantes de las zonas más pobres del país crían una prole numerosa sin acceso a información y servicios básicos de planificación familiar.'
Esto lleva a que Filipinas presente una de las tasas de fertilidad más altas de la región, de 3,5 bebés por familia, únicamente superada por Birmania y Camboya.
Pero a este indicador le acompaña el dato aterrador de que casi 5.000 embarazadas pierden la vida cada año por complicaciones en el parto, a las que hay que sumar el indeterminado número de fallecidas por los 400.000 abortos ilegales en clínicas clandestinas, un auténtico negocio en las áreas remotas del archipiélago.
Filipinas no está en condiciones de asumir su actual crecimiento demográfico y no podrá compensarlo el éxodo de emigrantes, en estos momentos unos diez millones de trabajadores expatriados, afirma la representación del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNPF, siglas en inglés).
Sin embargo, la tasa de natalidad del pequeño porcentaje de la población acomodada se reduce hasta cerca de dos niños por mujer, una cifra aproximada a la de Occidente, según los últimos datos.
La disparidad entre ricos y pobres provoca situaciones tan paradójicas como que el precio de una caja de preservativos, ya de por sí prohibitivo para la mayoría, sea más caro en las provincias que en la capital, fruto de la falta de demanda por no tratarse de un artículo subvencionado por el Gobierno.
A ello contribuyen tanto la férrea oposición de la influyente Iglesia católica como la inacción del Ejecutivo liderado por la presidenta, Gloria Macapagal Arroyo, quien se opone a legalizar el aborto por cualquier motivo, según los grupos defensores de los derechos de la mujer.
El Gobierno promociona los métodos de planificación familiar naturales: mantener relaciones sexuales durante el período de infertilidad mensual de la mujer, y los métodos sinto-térmico y de ovulación de Billings.
La jerarquía eclesiástica de Filipinas, donde el 88 por ciento de sus más de 90 millones de habitantes son católicos, sólo acepta el sistema Billings, que consiste en analizar la secreción vaginal que aparece en los días fértiles.
En cuanto al influyente obispado, los sacerdotes habitualmente recorren casa por casa los municipios de sus parroquias para alertar sobre el peligro de sexo precoz y promiscuidad que atribuyen al uso del condón.
Menos del diez por ciento de los menores filipinos reciben algún tipo de educación sobre salud sexual en el colegio, pese a que hace unas semanas Quezon City, el municipio más poblado de Manila, sacó adelante una ley que obligará a promover el uso de condones en sus centros educativos.
La falta de información y acceso a los servicios provocará así que Filipinas fracase en su intento de reducir en un 75 por ciento su tasa de mortalidad maternal antes de 2015, uno de los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas.
De implementar sistemas básicos de planificación familiar, este índice podría reducirse en un 30 por ciento en una generación, según los especialistas.
Ignorar los anticonceptivos 'es como ir en moto sin casco', señaló a Efe la delegada del UNFP en el país, Suneeta Mukherjee, quien subrayó que el uso de preservativos no trae consigo un incremento automático en el número de relaciones sexuales, sino una gestión 'sostenible' de las consecuencias de un acto 'natural'.
Mukherjee recordó que las mujeres filipinas sufren además el problema añadido de una cultura machista, en la que no está mal visto que el hombre tenga amantes y en la que pocas esposas se atreven a denunciar casos de violencia doméstica.
'Una mujer debe decidir cuándo, con quién y cuántos hijos quiere tener, y ninguna tiene por qué morir por traer al mundo una vida', aseveró.
Etiquetas: noticas de actualidad