miércoles, 2 de diciembre de 2009
Mi Realidad Filipina II‏





Esta mañana al oír los canturreos de mi hijo Marcel me he levantado y he ido a la habitación. Como cada día, he cogido a mi pequeño filipino en brazos y le he dicho:”bon dia amor meu”-es decir, buenos días amor mío-, con sus ojitos vivaces y llenos de felicidad me ha regalado su sonrisa contagiosa y por primera vez me ha dicho:”mmaaaa mmmaaaa”. Me he llenado de tanto amor, de tanta paz, he sentido un bienestar tan profundo que sin darme cuenta han empezado a caerme lágrimas de los ojos, cada lágrima era una emoción distinta, anhelos del pasado hechos realidad, sentimientos que dejan huellas, sueños, deseos … todas mis ilusiones y expectativas se habían cumplido con Marcel, mi Realidad Filipina.



Os prometo que me siento tan dichosa y tan realizada con mis dos hijos, miro su hacer diario, su cotidianidad y son sencillamente maravillosos, se llevan estupendamente. Roger adora a Marcel y constantemente tiene detalles con él muy bonitos: lo protege, lo cuida, le explica lo que está bien y lo que no, juegan… y como no, también se enfandan pero hasta sus enfados son honestos.

Marcel es un niño muy alegre, con una energía derrochadora y una fuerza interior increíble, constantemente necesita arrumacos y carantoñas, no puede pasar demasiado tiempo sin la calidez de mamá, o la caricia de papá o la diversión de su hermano mayor; pero a la vez es un niño independiente por lo que se le ve muy seguro de sí mismo.

Somos una familia “moderna” –es una expresión de mi hijo mayor-, veo a Jordi, mi marido, totalmente realizado por lo que no puedo pedir nada más al mundo que salud y años de vida para poder disfrutar de mi familia.

Marta, la mamá feliz.



Etiquetas:

 

Enrique Campoamor a las 9:59 a. m. | Permalink |


0 Comments: