lunes, 12 de julio de 2010
El español renace (poco a poco) en Filipinas


Carmen Caffarel, directora del Instituto Cervantes


Después de un siglo de decadencia, abandono y olvido, el idioma español vive hoy un pequeño renacimiento en Filipinas, donde el número de estudiantes ha crecido exponencialmente en los últimos años. Filipinas mira a Estados Unidos, y Estados Unidos empieza a exigir servicios en español.

Hasta mediados del siglo XX, el español seguía siendo uno de los idiomas más hablados en esta excolonia de la Corona española. Además de ser la lengua de las élites políticas y los intelectuales, algunos registros apuntan que el número de hablantes se contaban por millones y existían decenas de publicaciones periódicas.

Sin embargo, la dominación estadounidense, la invasión japonesa durante la II Guerra Mundial, los movimientos anti-imperialistas una vez alcanzada la independencia, borraron la huella lingüística hispana hasta casi exterminarla.

«Durante la colonización la prioridad fue extender el catolicismo. Los misioneros decidieron que era más fácil aprender las lenguas locales que enseñar español a los indígenas, por eso el español nunca se difundió entre el pueblo llano», explica a este diario Bernard Karganilla, decano de la Universidad de Manila.

«Cuando Filipinas cayó en manos de Estados Unidos en 1898 se llevó a cabo una campaña para extender el inglés y acabar con el español en la vida pública. Al revés que los hispanos, los estadounidenses extendieron la educación primaria y enseñaron su idioma en las escuelas», añade.


1987, año crítico

«La situación fue empeorando hasta que en 1987 el español dejó de ser lengua oficial por decisión de la presidenta Cory Aquino y se dejó de enseñar en las escuelas. Aunque nunca fue el idioma del pueblo, sí que se escuchaba con frecuencia. Sin embargo, para las nuevas generaciones es una lengua desconocida», comenta Salvador Malik, lingüista filipino y profesor del Instituto Cervantes de Manila.

Cuando el español estaba a punto de tocar fondo, hoy se empieza a registrar una tendencia inversa. «Los filipinos se están dando cuenta de la importancia del español hoy en día, no sólo por cuestiones históricas, sino por la utilidad real que tiene ahora mismo este idioma para mejorar las oportunidades de empleo», agrega el doctor Malik.

«Hace cuatro años el Instituto Cervantes de Manila tenía tres mil estudiantes y hoy tenemos más de siete mil. Nuestra sede es una de las que más alumnos de español tiene de todo el mundo», comentó el director del Cervantes en Manila, José R. Rodríguez.

«Tenemos todo tipo de alumnos, desde jueces que quieren estudiar las leyes de la época colonial hasta personas que buscan un trabajo en un “call-center” que da servicios en español, pasando por el joven que quiere recuperar el idioma de sus abuelos», agrega Rodríguez.


Servicios externos

Uno de los motivos principales de este éxito es que Filipinas es, después de India, el segundo país del mundo que más servicios de externalización ofrece, la mayoría de ellos a empresas y clientes de Estados Unidos, muchos de los cuales exigen un servicio también en español.

Con el incremento de las comunidades hispanohablantes en Estados Unidos, muchos filipinos ven el español como una herramienta para encontrar trabajo o incluso para emigrar a zonas donde hay una amplia presencia latina.

Este renacimiento a pequeña escala ha modificado incluso la actitud del Gobierno de Manila. En lo que se supone que es un primer paso hacia mayores compromisos, la actual presidenta, Gloria Macapagal Arroyo, firmó hace dos años una directiva para reinsertar el español como segunda lengua en 15 escuelas piloto repartidas por todo el país.

El español, coinciden los académicos, nunca volverá a ser una lengua de uso común en Filipinas y tampoco es realista pensar que pueda competir con el inglés, el otro idioma oficial del archipiélago. Pero sí puede asentarse como primer idioma extranjero en la nación con mayor vocación occidental de toda Asia.

Ángel Villarino
LaRazón.es




Etiquetas:

 

Enrique Campoamor a las 9:42 a. m. | Permalink |


0 Comments: