jueves, 19 de julio de 2007
Aclarar las dudas de nuestros hijos sobre su adopción


Uno de cada tres jóvenes encuestados admitió haber sufrido discriminación en algún momento de su vida por pertenecer a una familia adoptiva

Cuando Javiera tenía 5 años se acercó a sus padres y les preguntó: “¿Qué significa ser adoptada?” Ellos le contaron entonces que ella no había llegado en la ‘tripita’ de su mamá, sino que la “habían ido a buscar” y que la “habían elegido” para que fuera su hija.

A ella le gustó oír eso y le costó relacionar el amor de esa respuesta con el tono que había usado su primito para decirle que no quería jugar con ella porque era adoptada.

Hoy tiene 15 años y se siente orgullosa de su historia familiar. Le ayudó el que, al año siguiente de saber su origen, sus padres la llevaron a Puerto Montt a conocer los lugares donde había pasado su primer mes de vida. “Fue maravilloso”, recuerda, y asegura que le gustaría saber quién es su mamá biológica, “si me parezco a ella, si tengo su nariz o sus ojos”. Pero no por ahora. “Más adelante”.

Como ella, muchos jóvenes han sufrido en algún minuto de su vida algún tipo de discriminación por pertenecer a una familia adoptiva. Así lo arroja un estudio en 180 adolescentes que fueron adoptados entre los años 1986 y 1990, cuando tenían, en promedio, un mes de vida.

En cifras

La mayoría de los jóvenes del estudio dice haber compartido su historia de adopción con sus compañeros cuando era chico. Hoy, los que comparten este tema con sus pares son cerca del 48%.

En relación a buscar a sus padres biológicos, el 48% dice que no le interesa (la mayoría, hombres). Fantasean con ello, en cambio, el 50%.

De la muestra, un ínfimo porcentaje se encuentra en búsqueda activa de sus padres biológicos. Y esos casos corresponden a mujeres. Son el 3%.

“Impacto de la adopción en los adolescentes” se titula la investigación realizada por el Servicio Nacional de Menores y la Fundación Chilena de la Adopción. El estudio se realizó en un universo de 180 jóvenes, y con entrevistas en profundidad a 40 de ellos y a sus padres.

Entre sus conclusiones está la necesidad de educar a la sociedad para que el tema de la adopción sea reconocido como una forma enriquecedora de hacer familia. Y también como “la mejor opción para dar una familia a muchos niños y niñas que por distintas razones no la tienen”, dice Paulina Fernández, directora del Sename. Y aunque se ha avanzado mucho, aún existen prejuicios en torno al tema.

Atribuciones

De hecho, el 36% de los jóvenes del estudio afirmó haber sufrido en algún momento de su vida algún tipo de discriminación de parte de sus compañeros, del vecindario o de miembros de la familia extendida.

Esta discriminación, explica una de las autoras de la investigación, la psicóloga Anamaría Dávila, suele cobrar la forma de “atribuciones” fundadas sólo en el prejuicio. Por ejemplo, si un niño adoptado se pelea con otro o si tiene dificultades de aprendizaje, hay quienes atribuyen esto a su historia familiar.

Sin embargo, agrega la psicóloga, no hay fundamentos para ello. De hecho, otra de las conclusiones del estudio revela que estos jóvenes tienen un desarrollo socioemocional absolutamente normal. “No se diferencian del resto de los adolescentes salvo en una cosa: tienen una tarea extra que elaborar en relación a su identidad”, explica la psicóloga Anamaría Dávila.

El estudio muestra que entre los 9 y los 11 años comienza en los niños la inquietud por saber más de sus orígenes. Y entre los 14 y los 16 aparecen las preguntas en torno a las razones de por qué sus padres biológicos los entregaron en adopción. “Pero la mayoría de ellos no exteriorizan ante sus padres adoptivos estas dudas por temor a preocuparlos o incomodarlos”.

Durante la investigación, Anamaría constató que muchos adolescentes tenían “fantasías bastante precarias en relación a su origen, como haber sido abandonados en la vía pública o cosas por el estilo”. Y ella, como psicóloga que trabajó en la Fundación justo en los años en que ellos fueron adoptados, pudo aclararles que esto no fue así: “La motivación de esas madres biológicas estuvo fundada en el amor, en el deseo de que ellos tuvieran mejores oportunidades”.

La emoción y el alivio de los jóvenes al hablar de esto revelan, según Anamaría, la importancia de que ellos puedan comunicar estas inquietudes. Y hace una recomendación a los padres adoptivos para que estén atentos a las dudas de sus hijos en este sentido y que no tengan temor de acompañarlos en la búsqueda de respuestas, pues eso los va a unir aún más como familia.

Carmen Rodríguez
Endi.com


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