lunes, 7 de mayo de 2007
Día de la madre



Unas aparcan su carrera, otras se van a China, algunas a las consultas de reproducción asistida y las hay ya jubiladas que crian a los nietos... Madre ¿no hay más que una?


Ayer se celebró el Día de la Madre, como cada primer domingo de mayo desde hace algunos años. ¿Marketing o merecido homenaje? opiniones como colores y madres para todos los gustos a las que felicitar. Y eso que "No hay más que una..."

Nacidas en los setenta y madres "en los 2000"

Clara V. Tuvo su primer (y asegura que único) hijo a los 33 años. Fue la insistencia de su pareja la que le llevó a tomar esta decisión. Hoy está encantada “no me imagino la vida sin mi enana”, asegura, pero hace tres años no las tenía todas consigo. Afirma que “no encontraba hueco en mi vida para un niño”. Los horarios (más bien la falta de ellos) en su trabajo, los viajes continuos y “mis malos hábitos como fumar o tomar cañitas al final de la jornada” (ironiza) no parecían compatibles con la llegada de un bebé. Si a eso añadimos que no concebía su día a día “sin conciertos, cines, viajes en vacaciones al extranjero o momentos de tranquilidad y lectura” tenemos el menú completo. Aún así la pequeña llegó “y la adaptación vino sola”.

Clara es una de las miles de mujeres españolas nacidas en los setenta que pasados los treinta deciden tener su primer hijo “antes es imposible porque estás aun estudiando o de aquí para allá con sueldos míseros buscando un hueco en el mercado laboral”. Educadas en igualdad y ni de lejos en la maternidad como objetivo, forma parte de la “generación X”, la que empezaba a buscar trabajo en pleno “órdago” de paro y “contratos basura” y la primera que tuvo que olvidar aquello de “jubilarse en tu primera empresa”.

Para Clara tener un hijo a partir de los treinta “es la única opción si quieres ser madre hoy”, aunque “nunca lo tendrás si buscas el momento perfecto: no existe”, asegura. En su caso no sintió “la llamada del reloj biológico” y afirma que “era algo que simplemente no me planteaba: ni lo deseaba ni lo rechazaba. A los 20 estaba demasiado ocupada en formarme y conseguir un buen trabajo. A los treinta empezaba a disfrutar de ello pensando en mi conmigo y después en mi con mi chico y no se me había pasado por la cabeza pensar en tres”. Cree que para muchas de sus coetáneas “la realización personal en el plano laboral y social nos parece reñida con la maternidad porque España no está preparada para tener hijos sin recluir a las mujeres en las medias jornadas (o sea: la mitad de sueldos ya de por sí reducidos), ser ama de casa (lo que nunca hemos sido las de mi edad) o vivir estresadas en horarios imposibles, sin ver a tu hijo y frustradas por no llegar bien a nada”, algo que cree “los hombres ni se plantean”.

De 25 a 30: "¿Ser madre? Misión imposible"

La generación que hoy está entre los 25 y 30 años –edad en que sus madres ya habían traído al mundo tres o cuatro chiquillos- cree que tener hijos es, cuando menos “misión imposible, ni siquiera a medio plazo”, asegura María Molina. Con un contrato por 800 euros al mes, hipotecas que se comerían prácticamente su sueldo y estabilidad laboral nula, esta joven asegura que “si ni siquiera me planteo independizarme, ¿cómo voy a pensar en hacerme cargo de un retoño tal y como están las cosas”.

Y no es por falta de ganas: “No es que desee ahora mismo ser madre, pero sí al menos que la mía no tenga que estar cuidándome a mí como cuando contaba diez años con los 28 que tengo”. Es decir, “mi objetivo es ahora independizarme, tener mi propia casa y, una vez asentada, plantearme formar un hogar”.

Es lo mismo que le ocurre a Gloria, creativa de publicidad que, con 24 años tiene “muchas ganas” de ser madre. Y aunque tiene pareja estable y vive con ella, “con los 600 euros que yo gano, y él que ahora tiene un contrato de prácticas, imposible”. Pero es más optimista que María, ya que se plantea un retoño para dentro de “una año y medio o dos, cuando ganemos más dinero y nos lo podamos permitir”. Por ahora “me conformo con disfrutar de mis sobrinos”, dice.

Madre apenas adolescente

No es ni mucho menos la tónica general. De hecho, encontrar una madre de 21 años que tiene un hijo de tres y otro de varios meses es, por lo menos excepcional. Pero cuando Laura asegura que los dos fueron “buscados” y no “de sorpresa”, resulta más llamativo aún. La joven madre no tiene empleo, y su pareja “trabaja en la obra”, por lo que “llegamos muy mal a fin de mes” porque “son muchos los gastos”.

Sin embargo, se muestra “muy feliz” con sus pequeños: “Siempre me han gustado muchos los niños”. Y así debe de ser, porque en dos años quiere aumentar de nuevo la familia.

"No soy una abuela esclava, pero sí una abuela-madre"

Elena acaba de cumplir los 70 y hace cinco años que se jubiló como enfermera. Desde entonces no ha viajado y ni siquiera se ha leído un libro "del tirón", explica entre sonrisas, porque tiene cuatro nietos de entre 4 años y 3 meses " que pasan conmigo las mañanas y dos días a la semana la jornada completa desde las 8 y media de la mañana hasta las 9 de la noche". Elena es una abuela de las que, además de disfrutar de los nietos, los está criando. "Mis dos hijas y mi hijo trabajan y alguien tiene que quedarse con los pequeños", explica. Preguntada por las guarderías, afirma que en el municipio en el que vive "el horario es de 9 y media a una de la tarde y no hay más" y sobre si recibe ayuda del abuelo responde resignada "es de otra generación y aunque juega con ellos y ayuda un poco no se puede decir que colabore demasiado". %img4%

Adora a sus nietos pero termina la jornada "completamente agotada". No se siente una "abuela esclava" pero sí "una abuela madre". Cuenta que mientras sus hijas "no sabían nada de lo que sabíamos las mujeres de mi generación sobre los niños" su hijo "sabía exactamente lo mismo que los hombres de mi generación sobre los bebés: osea, nada" y reivindica "o guarderías y recursos públicos que permitan a las madres trabajar mientras cuidan de sus hijos o sueldos lo suficientemente altos como para que contraten ayuda privada o puedan permitirse que uno de la pareja deje de trabajar". Para Elena estar con los nietos "es una maravilla" pero lamenta que "mis hijos se están perdiendo momentos irrepetibles".

Madres a por todas: Inseminación artificial

Todo comenzó hace cinco años, en que Eva y su pareja decidieron que querían tener un hijo. “Empezamos con los métodos más suaves, como los medicamentos que tenía que tomar a determinadas horas y que después se convirtieron en inyecciones”. Después vendría el intento por inseminación artificial y, por último, la fecundación in Vitro. Sólo en este último proceso, Eva y su marido tuvieron que desembolsar 3.000 euros y mucho de su tiempo en largas listas de espera “infructuosa y, a veces, estresante”.

Al final, ocurrió que “cuando ya habíamos decidido que dejábamos la lucha después de la fecundación in Vitro”, Eva se quedó embarazada, de forma natural, a los seis meses del último intento artificial. “No me lo podía creer, fue una alegría enorme y no tuve más remedio que tomármelo con mucho escepticismo”, asegura Eva, que ahora tiene un niño de pocos meses.

Madres a por todas: Embarazo administrativo

Ya es conocida la odisea por la que tienen que pasar muchas madres para adoptar a un hijo. Pero el caso de Lola, administrativa de 32 años, tiene más mérito aún: “Estamos en trámites para adoptar a una niña china, y después no descarto tener hijos biológicos, pero sé que, si los tuviera ya, me quedaría en mitad de camino de esa adopción”.

Y es que Lola comenzó, junto su marido, un embarazo administrativo en febrero de 2006. Después de agrupar documentación, presentarla, legalizarla, mandarla a Madrid y después a Pekín, a día de hoy, aún le quedan 18 meses de espera para que le den la asignación de la niña. “Y todo ello con la presión del cambio de legislación para adoptar en China”, dice. Y efectivamente, hasta la masa corporal de los padres es un requisito ahora para adoptar, o estudios de Bachiller, como mínimo.

De cualquier forma, Lola, que se lo toma con calma, asegura que cada vez siente más el instinto maternal y se fija “en las embarazadas, en los carritos, en los bebés…”

Distintas, diversas, diferentes...En cualquier caso ¡felicidades a todas!

CV/M.G.L
GranadaDigital.com
06/05/2007

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Enrique Campoamor a las 4:49 p. m. | Permalink |


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