miércoles, 6 de febrero de 2008
Nuestro sueño compartido para los niños filipinos



(Discurso inaugural del Noveno "Global Consultation on Child Welfare Services", Manila, Septiembre 2007)

Leí un libro escrito por Philip Hallie y trata sobre un pastor protestante y su pueblo al sur de Francia: el pastor, Trocme, ofreció su pueblo protestante como un lugar de refugio para los judíos durante el Holocausto. Esto costó las vidas de mucho lugareños que murieron en lo campos de concentración de Hitler, pero es precisamente ese tipo de sacrificio humano lo que nos conmueve a todos y la decencia de estas personas. Ese tipo de decencia es el que he sentido aquí.

Una decencia que cuando el infanticidio femenino en China se convirtió en una preocupación seria internacional, la mayor parte de los que hoy os habéis reunido aquí, decidisteis proveer a esas niñas condenadas con amor y con un hogar permanente;

Una decencia que cuando la mutilación genital femenina se expandió por África como un rito de iniciación, los canadienses ofrecieron inmediatamente su país como lugar de refugio con hogares permanentes para las víctimas;

Una decencia que cuando Adoptions Centrum y Holt International descubrieron el creciente número de niños filipinos nacidos sin familia en el Próximo Oriente, donde el adulterio se paga con la lapidación, Suecia y Oregón se ofrecieron inmediatamente para encontrar familias adecuadas y permanentes, sin que los niños que estaban sin censar, abandonados o en otras circunstancias tuvieran que volver a Filipinas.

Mi fascinante viaje con el ICAB ha sido compartido y moldeado por sus propios miembros, quienes tienen la temeridad de creer que, frente a todos los inconvenientes, nosotros podemos minimizar el lento proceso de la adopción. Con el apoyo del subsecretario del DSWD, Luwalhati Pablo, hemos procurado buscar los fallos y tratar estos problemas con una legislación y política acordes, porque sabemos que el niño es lo más importante. Hemos reclamado la declaración de abandono como un proceso administrativo hace ya tres años, en otro congreso filipino. Una vez más, este proyecto de ley ha sido archivado. No podemos garantizar que se apruebe pronto. Pero lo más importante es que hemos sido capaces de ver nuestros errores del pasado y junto con vosotros, podremos afrontar lo que el futuro nos depare.

Juntos hemos hecho esta solemne declaración, en la que todo niño abandonado, todo niño rechazado, todo niño del que se ha abusado, todo huérfano se merece una familia permanente que lo quiera, que lo alimentará, cuidará y le dará el afecto, el amor y el cuidado que necesiten, ya que el mundo puede ser extremadamente solitario, miserable y cruel.

Hace poco visitamos las prisiones filipinas. Allí fuimos testigos de la falta de humanidad con los niños de las prisiones. En vez de no hacer nada, hemos asumido esa miseria para concienciarnos nosotros mismos, pensando lo que juntos podríamos hacer por estos pobres niños, y ofrecer a esos niños una oportunidad de futuro. Estamos seguros que no será fácil terminar hoy este congreso y no volver a pensar en los orfanatos, chabolas, callejuelas, poblados de basura en donde viven muchos niños filipinos.

Sabemos que estos retos se pueden alcanzar. Los americanos ya han propuesto un sistema de cooperación para la inmediata colocación de Niños con Necesidades Especiales (síndrome de Down, con Sida, parálisis cerebral, espina bífida). Australia y Nueva Zelanda también se han sumado a esta propuesta. Antes, nunca pensamos que la adopción de Niños con Necesidades Especiales pudiera ser posible. Los servicios luteranos de Michigan se han comprometido a ayudar a los niños de las prisiones, mientras que Andorra y Barcelona están de acuerdo en implementar programas para niñas que han huido de hogares donde sufrían abuso físico y sexual. Mantenemos la esperanza de que estos niños también puedan ser adoptados por familias en hogares permanentes.

Estamos seguros que no habéis venido sólo para participar en este congreso, a pesar de que estas conferencias son necesarias para establecer nuevos objetivos; ni tampoco estáis aquí sólo para conocer a los miembros del ICAB, a pesar de que es necesario entablar más relaciones entre nosotros; ni tampoco habéis venido exclusivamente para hacer un seguimiento del estado de las solicitudes de los padres adoptantes. Vosotros habéis venido aquí porque creéis en lo que todos soñamos para los niños del mundo.

Cuando me convertí en un miembro del ICAB, mi única motivación era una idea sencilla, simple y muy poderosa- que podía jugar un pequeño papel en la alimentación de niños huérfanos. En los últimos seis años de mi mandato, hemos trabajado juntos con afán y hemos discutido juntos también. Pero la devoción a nuestros niños se mantuvo. Supimos dejar a un lado nuestras diferencias porque todos deseábamos colocar a esos niños que sufren en los mejores hogares posibles.

Ese es el objetivo de este congreso- se trata de ver qué podemos hacer juntos para estos niños. Incluso, estoy de acuerdo en que las voces de los adoptados deberían escucharse en estas conferencias globales. Son los adoptados los que experimentan la confusión interna y desconcierto genealógico en sus vidas. Las voces de las madres también debieran escucharse porque la angustiosa decisión que pesa sobre ellas de abandonar a sus hijos es realmente agonizante. Por otro lado, las voces de los padres adoptantes, que deben enfrentarse con problemas familiares en la transición del niño desde su infancia hasta su adolescencia, también deberían escucharse.

Para terminar, en algunas comunidades tribales de África, los niños no llaman a ninguno de sus padres, “padre” o “madre”. Ellos llaman a todos los adultos, padre y madre, y estos padres y madres no llaman hijo a un solo niño, porque todos los niños del poblado son sus hijos. Esto es lo que creo que debemos enfatizar: estos niños no son sólo mis niños ni vuestros niños. Son nuestros niños. Porque todos los adultos en esta comunidad mundial deben ser los protectores de todos los niños del mundo. Todos debemos ser padres y madres de estos niños. ¡Porque todos estos niños son nuestros niños!

Eric F. Mallonga
Abogado del ICAB


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Enrique Campoamor a las 10:03 a. m. | Permalink |


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