martes, 29 de julio de 2008
"Los huérfanos tienen necesidades médicas específicas"




Jane Aronson fue pionera en el campo de la medicina de la adopción en Estados Unidos a principios de la década de 1990. Desde entonces han pasado por su consulta más de 6.000 niños adoptados. Pero el trabajo de esta pediatra de cabello rebelde canoso y llamativas gafas azules no se queda entre las paredes de su oficina. Aronson es la fundadora de Worldwide Orphans Foundation (Fundación Mundial de Huérfanos), una organización que se dedica a mejorar la vida de los niños que viven en orfanatos en distintos países.

La organización ha creado clínicas pediátricas para tratar a niños infectados con el VIH, los llamados "huérfanos del sida", en Vietnam y Etiopía, y también se encarga de formar al personal sanitario de estas clínicas. En Addis Abeba, la capital etíope, han construido una escuela donde cada día un grupo de huérfanos acude a clase con otros niños de la comunidad. "Reciben una buena educación y se sienten bien, esto es lo más importante". Lo que quiere Aronson es que los adolescentes que viven en orfanatos no sólo reciban un techo y comida, sino también educación, afecto y posibilidades de desarrollarse y crecer.

La organización, que nació en 1997, tiene unos 180 trabajadores, muchos de ellos en los países donde están presentes, y en su última gala benéfica recaudó 1,4 millones de dólares. El hecho de que personalidades como la actriz Angelina Jolie, madre adoptiva de tres niños a los que lleva a la consulta de Aronson, hayan arropado públicamente su misión ha ayudado a que el problema de los bebés sin familia gane visibilidad.

A ella la llaman la doctora de los huérfanos. A su consulta de Nueva York acuden todos los días niños y niñas que han sido adoptados en distintos rincones del mundo y que, según ella, tienen requerimientos médicos específicos. A primera vista su despacho es parecido al de cualquier pediatra y su trabajo diario similar al del resto de especialistas en medicina de la adopción, pero Jane Aronson no es una médica corriente. Se ha ganado a pulso el apodo de "doctora de los huérfanos" (www.orphandoctor.com) por el incansable trabajo que la organización que ha creado, Worldwide Orphans Foundation (Fundación Mundial de Huérfanos, www.wwo.org), está realizando en los orfanatos de países como Etiopía, Bulgaria y China. Para ella, la adopción internacional no termina al llegar los padres a casa con su hijo adoptado. Dice que quedan miles de niños enfermos en orfanatos que nunca serán adoptados.

La sala de espera de la consulta, en el Upper East Side de Manhattan, es pequeña, un poco caótica, está llena de juguetes y en sus coloridas paredes ya queda poco espacio para colgar más postales, fotos y dibujos de sus pequeños pacientes. En una estantería aparte se encuentran las fotos familiares. Su hijo Ben, de siete años, fue adoptado en Vietnam cuando tenía pocos meses, y Des, de nueve, en Etiopía con seis años. Dylan tiene cuatro y nació en Corea del Sur.

Aronson ha tratado a unos 6.000 niños adoptados. "Creo que el mundo tiene que mirar de manera distinta a la adopción y a los problemas de los huérfanos. Según datos de Naciones Unidas, en el mundo hay 150 millones de adolescentes que no tienen padres, niños que viven en orfanatos, en la calle, que son refugiados y que crecen sin un ambiente estable".

En su día a día, Aronson, de 56 años, ve a bebés recién adoptados que llevan pocos días en Estados Unidos para evaluar cuál es su estado de salud. También recibe a niños mayores que cuando empiezan a ir a la escuela, manifiestan algunos problemas relacionados con el desarrollo y el aprendizaje. "Mi trabajo comporta una gran carga emocional, especialmente cuando hago evaluaciones previas a una adopción", dice. Los padres le proporcionan fotos y el expediente médico del adoptado con toda la información que han podido recabar y ella lo revisa y valora el riesgo que el niño pudiera tener complicaciones médicas y problemas de desarrollo graves.

"Los niños que sólo conocen lo que es la vida en un orfanato no saben qué son las conexiones sociales ni la intimidad. Llegan a mi consulta desnutridos, tristes, con retrasos en el desarrollo y el aprendizaje. Lo primero que hay que hacer es tratar los problemas médicos más graves, y después nos podemos concentrar en proporcionar la atención primaria que necesiten".

Desde que se convirtió en madre adoptiva hace unos ocho años, le es mucho más fácil ponerse en la piel de los padres y entender sus miedos y preocupaciones.

Ester Riu
ElPais.com




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