martes, 14 de agosto de 2007
Desmantelado un centro de adopción ilegal con 46 niños en Guatemala




La entrega de pequeños a familias extranjeras reporta al país 150 millones de euros al año

El desmantelamiento este fin de semana de una casa cuna clandestina, donde se encontró a 46 niños cuyas edades oscilan entre un recién nacido de apenas tres días y los dos años, que iban a ser dados en adopción a matrimonios estadounidenses, ha puesto nuevamente sobre el tapete la fragilidad extrema en que se encuentra la niñez guatemalteca ante mafias internacionales de tráfico de personas, sin que el Estado haya mostrado su voluntad política para poner fin a una situación que, al trascender, ha merecido la condena y el repudio de la comunidad internacional.

La recogida y entrega de niños se ha convertido en un lucrativo negocio. La adopción de más de 4.000 pequeños (algo más del 1% del total de bebés que nacen vivos en el país cada año) anuales es un negocio que mueve millones.

De acuerdo con los cálculos de la sección guatemalteca del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), representan un ingreso que pueda alcanzar hasta los 200 millones de dólares estadounidenses (unos 150 millones de euros), que se reparten entre los abogados que se dedican a tramitar los expedientes y su círculo de personas que se encargan de conseguir a los menores.

Esto quiere decir una cantidad desorbitada: unos 45.000 dólares de media por niño (más de 33.000 euros), nueve veces la renta media por persona del país, que está en unos 5.000 dólares (3.600 euros), según cálculos de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA).

Ante semejante botín, crecen las sospechas de que muchos niños no son entregados voluntariamente por sus familias. "En algunos casos los arrebatan violentamente a sus madres" dijo a EL PAÍS Nidia Aguilar del Cid, defensora de la Niñez y la Juventud de la oficina del Defensor del Pueblo.
Dinero fácil

La fiebre del dinero fácil ha llegado a extremos de escándalo. Aguilar señala que las cifras que se ofrecen por los niños, sumadas a la impunidad con que opera el crimen en Guatemala, ha abierto las puertas a acciones como secuestro, sustracción y desaparición de niños. Esta última, afecta principalmente a los de más corta edad.

En la web de la Casa Quivira, el centro que ha sido desmantelado, se pueden ver las fotos y los detalles de las últimas adquisiciones en oferta, todos ellos menores de un año. Este centro, propiedad de un estadounidense con sede en Miami, muestra los retratos de los bebés, su fecha de nacimiento y, en algunos casos, un vistoso "adopted" [adoptado en inglés] indica que el niño ya ha encontrado un hogar. En otra parte de la web, fotos de sonrientes niños vestidos con el rojo, azul y blanco de la bandera estadounidense muestran el éxito de la operación.

La página de Internet no indica el coste del proceso, y los medios de comunicación locales que lo han intentado no han conseguido hablar con el teléfono que se da como referencia. Pero ése es el único dato que no se facilita. El resto: currículo del candidato a adoptante, estado financiero, necesidad de testigos... está todo indicado, con pistas sobre cómo rellenarlo para conseguir el niño.

"En los últimos 10 años, Guatemala ha dado en adopción a 20.654 niños. En más del 95% de los casos, los infantes han sido concedidos a matrimonios extranjeros, la mayoría de ellos estadounidenses", dijo Aguilar del Cid. Ésta añadió que esta cifra tiende a crecer, "porque no hay ningún control para este tipo de adopciones".

De acuerdo con la Defensoría de la Niñez de la oficina del Defensor del Pueblo, el fenómeno de las adopciones internacionales se remonta a la década de los ochenta, cuando los combates entre el Ejército y la guerrilla alcanzaron sus más altas cotas de ferocidad.
Escapar de la violencia

Fruto de esta violencia, decenas de niños fueron rescatados de la selva, cuando lograron escapar de las balas o de la represión militar. "Al principio, buscar un hogar a estos niños fue una necesidad, un gesto humanitario. Pero hubo personas que se dieron cuenta de que el gesto podría traerles dividendos y convirtieron una institución noble en un negocio sucio", apunta la responsable de la infancia de la oficina del Defensor del Pueblo.

"Pero la pobreza", añade, "también ha creado una situación particularmente dolorosa. El hecho de que haya madres que han encontrado en la venta de sus hijos una fuente de ingresos que les permite sobrevivir". En Guatemala, un 80% de sus 13 millones de habitantes vive en la línea de la pobreza (2 euros al día) y de éstos, un 40 por ciento sobrevive en la miseria (menos de un euro al día).

José Elías Torano
ElPaís.com


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