martes, 27 de mayo de 2008
Jesús Palacios: «Es una vergüenza nacional que haya centros de menores, en vez de ser acogidos en familias»


Jesús Palacios

«Los niños adoptados y de otras culturas sufren a menudo actitudes racistas por parte de otros menores»

Catedrático de Psicología Evolutiva de la Universidad de Sevilla, es uno de los grandes expertos nacionales en temas de adopción y acogimiento familiar. En su currículum destaca su labor de asesoramiento tanto al Ministerio de Asuntos Sociales como a las distintas comunidades autónomas. Dice que aprende de la gente. ¿Lo último?, en Zamora, durante la charla organizada por Andeni, una mujer le dijo que tenía miedo de tener que hablar con su hija de ciertas cosas y se dio cuenta de que lo que para él es sencillo para otros es lo contrario.
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- Las familias están preocupadas por los problemas a la hora de asumir que sus hijos que son adoptados. ¿Es traumático ese proceso?

- No, sobre todo si la familia lo hace con tranquilidad y confianza. Si se empieza pronto y se hace con mucho afecto y poco a poco los niños lo van incorporando. En la charla en Zamora una mujer me decía que tenía que hablar con su hija y que tenía miedo, y le decía "nunca tengas miedo, porque si lo tienes nunca lo harás bien. Habla desde el corazón, con tranquilidad, con confianza, intenta entender lo que la niña siente y lo vas a hacer muy bien". Hay que tener confianza.

- ¿Los padres adoptantes se sienten menos capaces de comunicarse con los hijos?

- Son más miedosos. Porque, entre otros motivos, hay cosas que no saben del pasado del niño y tienen miedo a que les hagan preguntas que no sepan contestar. Hay que decirle al niño que eso no se sabe, pero se puede explorar qué cosas pudieron ocurrir. Lo importante es que el niño sepa que puede preguntar, que puede expresar sentimientos, y los padres tienen que ser capaces de que los exprese, no esperar a que el niño pregunte, sino darle la oportunidad de hablar.

- ¿Hay alguna edad a la que sea más aconsejable decir al niño que es adoptado?

- Hay que empezar pronto. Entre los dos y los tres años es bueno que el niño lo sepa, contándole una historia muy sencilla, como que el estuvo en una barriga distinta a la de su mamá pero que su papá y su mamá le estaban esperando con mucha ilusión. A medida que el niño crece hay que añadir elementos a esa historia y eso es lo que les cuesta más trabajo a los padres. Creen que porque ya se lo dijeron cuando tenía dos años? pero cada edad tiene contenidos distintos.

- El hecho de proceder a veces de culturas diferentes, ¿supone un choque o son demasiado pequeños?

- Cada vez es más frecuente que haya más niños con rasgos físicos diferentes y eso les ayuda mucho. Antes ser diferente llamaba más la atención, ahora es más sencillo.

- ¿Se enfrentan con frecuencia a actitudes racistas?

- Sí, sobre todo porque los niños saben ser crueles entre ellos y, cuando sienten envidia y quieren dar una puñalada, se meten con el color de piel o con que sus padres no son sus padres. Estos han de estar pendientes y darle al niño herramientas para protegerlo y defenderse. Toda persona que es distinta, sea porque es adoptado o porque es más bajito o gordito, tiene que aguantar un dedo que le señale diciendo "eres diferente, más débil, nos podemos aprovechar de ti".

- ¿Los padres suelen enfrentarse con ansiedad al proceso de adopción, quizá por el largo tiempo que transcurre?

- Creo que la espera es buena y la prisa mala. No estoy de acuerdo con que las cosas tengan que hacerse corriendo. Tampoco quiero decir que haya que alargarlas, pero es una decisión que se debe madurar, pasar por la formación, hablar con la gente, pasar por los procesos de valoración, no correr; no tumbarse a esperar, pero no querer hacerlo todo. A veces en este mundo de las prisas todo tiene que ir a alta velocidad.

- ¿La Administración hace lo que puede o se queda corta?

- Siempre se queda corta.Y cuanto más haga más corta se queda. Al principio nos planteábamos la selección de las familias, luego la formación, ahora la post adopción... A medida que crecen hay más conciencia de necesidades y derechos, y se reclaman más cosas, y la Administración tiene que responder. Castilla y León se ha destacado por hacer las cosas bien.

- ¿Qué habría que cambiar?

- Debería haber más profesionales, más proximidad con las familias, más formación, mejor valoración, más apoyo y seguimiento cuando los niños llegan.

- ¿El aumento de acogimientos en familia ajena se produce por haber más situaciones de desprotección?

- No aumentan los casos de desprotección sino, afortunadamente, los acogimientos familiares. Un problema muy grave, una vergüenza nacional, es la cantidad de niños que hay en centros y que podrían estar con familias de acogida. Por fortuna aparecen tímidamente programas de acogimiento en familias, pero hacen falta muchos más, y todas las administraciones se comprometen poco. Habría que cerrar todos los centros, que no hubiera en Castilla y León un niño menor de un año en un centro. Si tiene que ser separado de su familia, que vaya a otra. Ese es uno de los grandes defectos del sistema de protección. Los centros son cada vez mejores, pero son siempre centros, sin la responsabilidad o el compromiso que hay en una familia.

Teresa Santos
LaOpiniondeZamora.es


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