martes, 2 de febrero de 2010
Renunciar a un hijo ya adoptado


En la última década Navarra ha registrado cinco casos de padres que se han visto obligados a renunciar a sus hijos ya adoptados por problemas que han surgido en la convivencia.

Cinco familias navarras han renunciado a sus hijos ya adoptados en la última década por problemas de convivencia. Las causas para llegar a esta situación son muy variadas. Abarcan desde asuntos relacionados con incompatibilidades en la vida diaria hasta el descubrimiento de que no se cumplen las expectativas de los padres que habían solicitado la adopción.

Estos cinco casos suponen un 0,5% del total de las adopciones llevadas a buen término en la Comunidad foral, una cifra muy por debajo de la media nacional, que ronda el 2%, según cuenta Loren Albéniz Ascorbe, directora general de Familia, Infancia y Consumo del Gobierno de Navarra quién explica que el proceso de adopción no concluye cuando el niño empieza a vivir con sus nuevos padres.

En todos los casos de adopción, los técnicos de Bienestar Social tienen la obligación de remitir periódicamente informes de seguimiento al país de procedencia del menor. Dejar de enviar o retrasarse con uno de estos dossier sobre la evolución del niño se considera una falta grave que desacredita y puede impedir la tramitación de nuevas adopciones de la entidad colaboradora de adopción internacional (ECAI). Tal y como señala Loren Albéniz, algunos países solicitan esta documentación hasta que el niño adoptado alcanza la mayoría de edad. En ellos se incluye información relativa a la adaptación del menor a su entorno, a su nueva familia, su educación o la relación que mantiene con los padres.

Si en alguna de las visitas domiciliarias que Bienestar Social realiza para elaborar sus informes detecta algún problema, se interviene para analizar la situación y apoyar a los padres en busca de la mejor solución para el menor: "Nadie devuelve a un hijo porque sí. Los padres nos cuentan los problemas que surgen en la convivencia diaria con su hijo para intentar arreglarlos. En ocasiones, los niños adoptados son supervivientes de una situación de maltrato u otras circunstancias peores. Ellos no pueden hacer "tabula rasa" de lo vivido en sus países de origen por lo que estas experiencias negativas pueden aflorar en un determinado momento de su vida o en la adolescencia", dice Loren Albéniz, directora de Familia.

En aquellos casos en los que la adopción no tiene éxito, Bienestar Social analiza la mejor salida para el menor en función de su edad. Cuando son pequeños se vuelven a iniciar los trámites de adopción con otra familia, y si ya están próximos a la mayoría de edad, se le traslada a un centro de acogida.



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Enrique Campoamor a las 9:31 a. m. | Permalink |


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