lunes, 19 de abril de 2010
Gloria Macapagal-Arroyo recibe el Premio Don Quijote por su apoyo al castellano
"Eh, que falta uno", avisó irónico el Rey cuando los fotógrafos empezaron a disparar sus cámaras. La que faltaba era Gloria Macapagal-Arroyo, presidenta de Filipinas, a la que don Juan Carlos recibió en una breve audiencia privada minutos antes de que tuviera lugar, en el propio palacio de La Zarzuela, la ceremonia de entrega de la segunda edición del Premio Internacional Don Quijote de La Mancha.
Concedido por la Fundación Santillana y la Junta de Castilla-La Mancha, consagrado a reconocer la obra de "aquellos que mejor hayan contribuido a la difusión internacional y el conocimiento de la cultura y de la lengua española" y dotado con 25.000 euros, el premio fue para la mandataria asiática en la categoría de mejor labor institucional mientras que la consagrada a la más destacada trayectoria individual recayó en Mario Vargas Llosa. Los dos recibieron de manos del Rey la escultura de Manolo Valdés que les acredita como ganadores. Fue en una ceremonia sobria y breve presidida por don Juan Carlos y doña Sofía que no pudo celebrarse en octubre pasado, como estaba previsto, porque el tifón Ketsana, el más intenso de los últimos 40 años, dejó en Filipinas cerca de 100 muertos y más de 50.000 desplazados.
Poca cosa fue, pues, la lluvia de la mañana de ayer, que impidió la foto de familia. Bajo techo se escucharon, por tanto, los méritos de Gloria Macapagal-Arroyo, una mujer nacida en la isla de Luzón en 1947, de baja estatura y aspecto frágil que cambió la teoría política que le enseñaron en Georgetown, donde tuvo como compañero a Bill Clinton, por la práctica más cruda. Después de doctorarse en Economía se unió a la oposición democrática que en 1986 terminó con la dictadura de Ferdinand Marcos y llevó al poder a Corazón Aquino.
Macapagal-Arroyo, viceministra de Comercio con Aquino, alcanzó la presidencia de su país en 2001. Desde su puesto, y desde su condición de miembro de la Academia Filipina de la Lengua Española, ha impulsado la política de recuperación del español que le ha valido el Premio Don Quijote. Al introducir su enseñanza en los planes de estudio nacionales, el Gobierno filipino "reconoce la importancia creciente del español como lengua de comunicación global". Ésas fueron las palabras del jurado que se oyeron ayer en La Zarzuela sobre la defensa de una lengua que en el archipiélago asiático nunca bajó de los sectores más altos de la sociedad.
Allí estaban todos sus miembros, desde José María Barreda, presidente de Castilla-La Mancha, hasta Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española, pasando por María Soledad Herrero, consejera de Cultura de Castilla-La Mancha, Gregorio Marañón, fundador y patrono vitalicio de la Real Fundación de Toledo, la escritora brasileña Nélida Piñon; Juan Luis Cebrián, consejero delegado de PRISA -grupo editor de EL PAÍS- y presidente de su Comisión Ejecutiva; Emiliano Martínez, presidente del Grupo Santillana, y Basilio Baltasar, director de la Fundación Santillana.
A ellos se sumaron, entre otros, Ignacio Polanco, presidente del Grupo PRISA, el embajador de Perú, Jaime Cáceres Sayán, y dos ex ministros de Educación de Brasil, Paulo Renato Souza y Cristovam Buarque. No en vano, en su primera edición, el Premio Don Quijote recayó en el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y en el escritor mexicano Carlos Fuentes.
Una presidenta asiática con sabor hispano
Gloria Macapagal-Arroyo, presidenta de Filipinas, contestó ayer a las preguntas de EL PAÍS sobre la presencia pasada y presente del español en Filipinas.
- El español en Filipinas. "El español se estableció como idioma oficial del país durante más de tres siglos de presencia española en nuestro archipiélago. Aún así, la pregunta que surge es por qué los filipinos ya no hablan español hoy en día".
- Declive del idioma. "Con el tratado de París de 1898, la soberanía del país fue transferida de España a los Estados Unidos, país que inmediatamente puso en marcha una campaña sistemática de enseñanza del inglés. Enseñanza que se generalizó por todo el país, comenzando por la juventud. En la Constitución de 1987, el español perdió su oficialidad y se convirtió en idioma de promoción voluntaria".
- Legado de una lengua. "Mi madre hablaba español. La familia de mi marido habla español. Estas son las razones que me han inspirado a emitir una directiva para la promoción de la enseñanza y el aprendizaje del español en el sistema educativo".
- El Cervantes en Manila. "El Instituto Cervantes de Manila registra el mayor crecimiento en cuanto a alumnado, entre todas las sedes del mundo. Sabemos muy bien que la lengua y la cultura siempre van juntas".
- Homenaje. "Quisiera ver el asentamiento de la política de reintroducción del español en el sistema educativo filipino. El Premio Don Quijote es un reconocimiento de nuestra labor para promover la lengua española".
Javier Rodríguez Marcos
ElPais.com
Concedido por la Fundación Santillana y la Junta de Castilla-La Mancha, consagrado a reconocer la obra de "aquellos que mejor hayan contribuido a la difusión internacional y el conocimiento de la cultura y de la lengua española" y dotado con 25.000 euros, el premio fue para la mandataria asiática en la categoría de mejor labor institucional mientras que la consagrada a la más destacada trayectoria individual recayó en Mario Vargas Llosa. Los dos recibieron de manos del Rey la escultura de Manolo Valdés que les acredita como ganadores. Fue en una ceremonia sobria y breve presidida por don Juan Carlos y doña Sofía que no pudo celebrarse en octubre pasado, como estaba previsto, porque el tifón Ketsana, el más intenso de los últimos 40 años, dejó en Filipinas cerca de 100 muertos y más de 50.000 desplazados.
Poca cosa fue, pues, la lluvia de la mañana de ayer, que impidió la foto de familia. Bajo techo se escucharon, por tanto, los méritos de Gloria Macapagal-Arroyo, una mujer nacida en la isla de Luzón en 1947, de baja estatura y aspecto frágil que cambió la teoría política que le enseñaron en Georgetown, donde tuvo como compañero a Bill Clinton, por la práctica más cruda. Después de doctorarse en Economía se unió a la oposición democrática que en 1986 terminó con la dictadura de Ferdinand Marcos y llevó al poder a Corazón Aquino.
Macapagal-Arroyo, viceministra de Comercio con Aquino, alcanzó la presidencia de su país en 2001. Desde su puesto, y desde su condición de miembro de la Academia Filipina de la Lengua Española, ha impulsado la política de recuperación del español que le ha valido el Premio Don Quijote. Al introducir su enseñanza en los planes de estudio nacionales, el Gobierno filipino "reconoce la importancia creciente del español como lengua de comunicación global". Ésas fueron las palabras del jurado que se oyeron ayer en La Zarzuela sobre la defensa de una lengua que en el archipiélago asiático nunca bajó de los sectores más altos de la sociedad.
Allí estaban todos sus miembros, desde José María Barreda, presidente de Castilla-La Mancha, hasta Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española, pasando por María Soledad Herrero, consejera de Cultura de Castilla-La Mancha, Gregorio Marañón, fundador y patrono vitalicio de la Real Fundación de Toledo, la escritora brasileña Nélida Piñon; Juan Luis Cebrián, consejero delegado de PRISA -grupo editor de EL PAÍS- y presidente de su Comisión Ejecutiva; Emiliano Martínez, presidente del Grupo Santillana, y Basilio Baltasar, director de la Fundación Santillana.
A ellos se sumaron, entre otros, Ignacio Polanco, presidente del Grupo PRISA, el embajador de Perú, Jaime Cáceres Sayán, y dos ex ministros de Educación de Brasil, Paulo Renato Souza y Cristovam Buarque. No en vano, en su primera edición, el Premio Don Quijote recayó en el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y en el escritor mexicano Carlos Fuentes.
Una presidenta asiática con sabor hispano
Gloria Macapagal-Arroyo, presidenta de Filipinas, contestó ayer a las preguntas de EL PAÍS sobre la presencia pasada y presente del español en Filipinas.
- El español en Filipinas. "El español se estableció como idioma oficial del país durante más de tres siglos de presencia española en nuestro archipiélago. Aún así, la pregunta que surge es por qué los filipinos ya no hablan español hoy en día".
- Declive del idioma. "Con el tratado de París de 1898, la soberanía del país fue transferida de España a los Estados Unidos, país que inmediatamente puso en marcha una campaña sistemática de enseñanza del inglés. Enseñanza que se generalizó por todo el país, comenzando por la juventud. En la Constitución de 1987, el español perdió su oficialidad y se convirtió en idioma de promoción voluntaria".
- Legado de una lengua. "Mi madre hablaba español. La familia de mi marido habla español. Estas son las razones que me han inspirado a emitir una directiva para la promoción de la enseñanza y el aprendizaje del español en el sistema educativo".
- El Cervantes en Manila. "El Instituto Cervantes de Manila registra el mayor crecimiento en cuanto a alumnado, entre todas las sedes del mundo. Sabemos muy bien que la lengua y la cultura siempre van juntas".
- Homenaje. "Quisiera ver el asentamiento de la política de reintroducción del español en el sistema educativo filipino. El Premio Don Quijote es un reconocimiento de nuestra labor para promover la lengua española".
Javier Rodríguez Marcos
ElPais.com
Etiquetas: noticas de actualidad